viernes, 11 de febrero de 2011

La nena del corazón bondadoso.


Sentada, llorando, nos observa todos los días.
Al comienzo, ella era quien controlaba todo. Dividía su labor en cuatro: verano, primavera, otoño, invierno. En esas cuatro estaciones, mostraba lo mejor de ella. Todo estaba equilibrado, en armonía. Aprendimos a obtener de ella lo necesario, la nena se sentía feliz, y bondadosa, nos daba lo que requeríamos.
Con el tiempo, aprendimos a manipularla, a obligarla a hacer lo que queríamos. La nena, ya no tan feliz, no sabía negarnos nada, así que obedeció. Le hicimos dar vida cuando y donde queríamos, cultivando y cosechando según sus cuatro estaciones. Comenzamos a quitarle sus obras, cada vez con menos piedad.
Finalmente, la nena es nuestra esclava. Ella llora, pero casi nadie la escucha. Ahora, sus cuatro estaciones están modificadas, sus obras son manipuladas, y a cambio, la lastimamos. Le arrojamos en la cara todo deshecho de algo que antes formaba parte de ella. Y sin rencor, se ocupa de reciclarlo, vuelve a introducirlo en su organismo, pero la está matando lentamente. Cada vez, la nena es menos pura, pero su corazón bondadoso, nos sigue dando todo, a cambio de nada.

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